Callos y durezas
Las áreas dolorosas en los pies pueden ser una gran fuente de sufrimiento, lo que hace que caminar sea incómodo. Las víctimas a menudo son reacias a hacer ejercicio regularmente.
Entre las causas más comunes de dolor en los pies se encuentran los callos y los callos. Estas son áreas elevadas de engrosamiento local de la capa superficial de la piel. Esta capa se conoce como la capa de queratina. Cuando se espesa, la condición se conoce como hiperqueratosis.
Los callos y durezas suelen encontrarse en lugares donde hay fricción o presión. Por lo general, son el resultado de zapatos que no le quedan bien, pero también pueden ocurrir si sus pies tienen una forma anormal. A veces se encuentran en otras partes del cuerpo donde se produce fricción, por ejemplo, en los dedos de los guitarristas.
Los callos son más grandes que los callos y generalmente se encuentran en la parte inferior (planta) del pie, ya sea alrededor del talón o alrededor de la parte delantera del pie en la base del primer y cuarto dedo, lugares donde se produce la presión.
Los callos son más pequeños y, a menudo, tienen un núcleo central, o "tapón", de queratina, que se puede ver. La parte superior del quinto dedo del pie (donde se aplasta con los zapatos apretados) es el sitio más común para un callo. A veces se encuentran entre los dedos de los pies, donde pueden ser extremadamente dolorosos.
Tratamiento de callos y durezas
La mejor manera de tratar los callos y callosidades es eliminar la queratina dura de forma regular. Esto se puede hacer 'afeitando' con una cuchilla afilada, preferiblemente estéril. Es mejor que lo haga un médico o un podólogo. Para aquellos que prefieren el enfoque de bricolaje, se puede usar una piedra pómez para hacer el trabajo. Hay varios preparados disponibles para ayudar a suavizar las áreas de hiperqueratosis. Estos suelen contener ácido salicílico, que está presente en emplastos de maíz.
Aunque la incomodidad de los callos y los callos a menudo se soluciona fácilmente, el problema inevitablemente regresará si no se corrige el problema subyacente, que generalmente es usar un par de zapatos incorrectos. Si cambiarse los zapatos no ayuda, puede ser útil ver a un podólogo.